#MeToo
Yo también.
Y me cuesta creer que tú no.
O tú.
Alguna vez.
Por improbable que te/me/nos haya parecido.
Porque siempre acabamos siendo cosificadas.
Reducidas a objetos para el disfrute del puto Harvey Weinstein de turno.
Objetos maleables.
Maleables y con tetas, claro.
De usar y tirar.
Y haz el favor de estarte calladita o me vas a buscar un problema.
Cada día, en cada rincón del mundo, hay una de nosotras que también.
Una y otra y otra más.
Que no se atreve.
Que se lo tiene que tragar.
El orgullo y a veces algo más.
Porque total, sólo soy otra.
Una de tantas.
Pero qué asco, joder.
Y algunos mientras tanto, qué.
Que si feminazi.
Exagerada.
Si no te han violado, no te quejes.
Y si te han violado, tú te lo has buscado.
Para qué vas, si sabes a lo que te expones.
Encima, culpabilizando.
Me pregunto cuántas de las que me estáis leyendo ahora estaréis pensando que a vosotras también.
Cuántos sentiréis vergüenza.